miércoles, 9 de enero de 2013

Nuestro Apartheid–Las dos Españas reales

España se constituye en estado de Apartheid no reconocido. Aquí la segregación no es racial, es social. Da igual el color de tu piel, siempre y cuando tengas pasta, parné, plata. Money talks.

Hay dos Españas, sí. Pero no las separan las ideologías, la derecha y la izquierda, o el Real vs Barça.

Está la España de las mujeres y la de los hombres, la de los vascos y las vascas, que dijo el otro. Para eso el PSOE, movido por el lobby hembrista, consiguió que se promulgasen leyes específicas para hombres y distintas para mujeres. Y encima nos lo vendieron como algo progresista.

Con el PP estamos logrando otros importantes hitos: que haya una Justicia para ricos y otra para pobres. Otrosí de la Sanidad o la Educación.

En todos los casos, están las implacables leyes del mercado laboral, del liberalismo y de la madre que los parió a todos. Leyes no escritas que dicen que los parados mayores de 40 años no tenemos derecho a un puesto de trabajo, y por lo tanto, a la existencia. Cada día más cercano el día que a los mayores de 35 nos darán la pildorita eutanásica o la inyección letal y tal y tal.

Nos dicen que las cosas son así, y que tenemos que aceptarlas tal como son. Que no hay alternativas, que este es el sistema, y que encima tenemos que alabar a nuestros amos, votar a sus partidos , indultar a sus corruptos y ser estafados por sus bancos.

Esto en Europa, que lo de Españistán ya es de traca. Este país, supuesta 8ª economía mundial, que más que gigante con pies de barro no llega a cabezudo de tercera.

Sin tejido industrial propio, sin I+D, con los cerebros en fuga, con el sector agropecuario desmantelado gracias al Mr. Marshall europeo. Nos han dejado reducidos a país de ladrillo y servicios, a ser los camareros de Europa. Un país en el que se premia al sinvergüenza y el mediocre medra en política, mientras que el honrado y el trabajador se ve relegados o engrosan las filas del paro.

País bueno para tapas y sol. Para todo lo demás, a emigrar.

Y a todo esto, ¿qué hace el pueblo soberano? votar a los mismos partidos-correa de transmisión de la oligarquía y resignarse. O participar bienintencionadamente en un movimiento asambleario supuestamente ciudadano pero sectario, que aviva los peores fantasmas de la izquierda guerracivilist, como la cristofobia. Pero sobre todo inútil y en ocasiones de una estupidez que podría perfectamente ser parodiada en la Vida de Brian. Mucha batukada, chamanes, new age y manos blancas, y pocas nueces.

Cierto que éste, como decía un acertado slogan de la perroflautada, no es un problema de izquierdas y derechas. Es los de abajo contra los de arriba. A ver lo que tardamos en ver al que acuñó ese lema viviendo de la subvención o con un cargo político. Si no lo está ya.

No hay comentarios:

Publicar un comentario


Contribuyentes