domingo, 26 de mayo de 2013

LOS HOMBRES MÁS FUERTES TAMBIÉN SE ABATEN

“…(el profeta Elías) marchó por el desierto camino de una jornada, y vino a sentarse debajo de una retama , y se deseó la muerte, exclamando “Ya basta, oh, Yahveh! ¡toma mi vida, pues yo no soy mejor que mis padres!”. Luego se tumbó y quedó dormido debajo de la retama, y he aquí que un ángel le tocó y le dijo : “levántate, come”. EL miró y he aquí que a su cabecera había una torta cocida sobre piedras incandescentes, y un jarro con agua, y comió, bebió y se volvió a acostar. Tornó el ángel de Yahveh por segunda vez, y le tocó, y dijo: “levántate, come, pues el camino que resta es demasiado largo para ti”. Levantóse, pues, comió y bebió, y con la fuerza de aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb. “ (I Reyes, 19: 4-9)

El profeta Elías no se rindió, prosiguió la senda de su deber. A veces es bueno hacer un alto en el camino, descansar, reprogramar el GPS y seguir hacia nuestro destino por otra ruta mejor. Y en soledad.

 NoSoyQuienTeCreesQueSoy

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