A lo que yo añado: podréis quitarnos el agua del Tajo, podréis dejar vacíos nuestros campos y pueblos, podréis dejar que ardan nuestros bosques y nuestros retenes mueran como héroes ante vuestra indiferencia criminal, sólo solidaria con los mejillones de las rías bajas, altas, y medianas.
Podréis arrancar las vías de los trenes que nos llevaban a casa mientras sembráis nuestro "campo amarillo" de altas velocidades que llevan lejos, rápido y nunca paran en nuestro desierto.
Podréis no darnos trabajo, someternos al ostracismo y ridiculizarnos por no vendernos.
Podréis llamarnos nacionalistas con boina, fascistas, trasnochados o locos.
Pero nunca arriaremos la bandera. Nunca. Hasta que la locura o la muerte acabarán con nosotros.
"Aunque quedemos un puño, hasta el fin combatirá" (Los Comuneros, Luis López Álvarez)
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