viernes, 6 de agosto de 2021

Memorias de Ina (Obituario)

 “No pasa nada. Y si pasa, se le saluda“ (expresión castiza).


Después de mi abuela, de mi madre y de mi tio Luis, Ina Collado fue una de las personas más castizas que he conocido. Castiza en su manera de ver la vida y el humor.


Conocí a Ina Collado hace poco más de 10 años. Entraba yo en la larga noche del paro de larga duración alternado con contratos temporales y efímeros. Una época difícil marcada por las recaídas en mis dolencias mentales, la incertidumbre y la penuria económica. Justo en esa etapa de la vida en que mi autoestima como trabajador y como persona no estaban para tirar cohetes, el curso de Dpop del CIVSEM (1) supuso un salvavidas y una llave que abrió las puertas de mi mente y de mi voluntad a nuevos retos. O, mejor dicho, al reto por excelencia de todo ser humano.


En fin, que en esos días de talleres, de lecciones para emprendedores, de coaching, meditación (2) y Kin-Jo (3) aprendí lecciones que no se enseñan en la Facultad. Lecciones por las que estaré agradecido eternamente a Civsem y a su importante labor desinteresada.


Agradecido también por los mejores compañeros que uno podría esperar: María, Elizabeth, Miguel Angel, Fernando, Phlappo, Dani, Álvaro, Gastón Mbomo….y la gran Ina Collado.


Ina era la decana del curso, casi octogenaria en aquellos días. Representaba la voz de la experiencia , testigo de una España desaparecida para bien y para mal (aunque, conociéndola, ella seguramente diría que aquella España de su juventud era peor. En ese aspecto, y en otros, me recordaba a mi tío Luis ).


La suya era una voz distinta dentro de lo polifacético de aquel grupo compuesto por personas tan distintas y con visiones tan diferentes de la vida (jóvenes, mayores, españoles, dominicanos, colombianos, peruanas, un nigeriano, casados, solteras, estudiantes, parados…)


Ina tenía sin duda una vida digna de novelarse, como la de tantas mujeres y hombres de su generación. Una vida marcada por una difícil postguerra, por tragedias familiares y por tantas vivencias y experiencias.


Una parte de los alumnos del curso mantuvo el contacto por un tiempo: senderismo por la sierra de Guadarrama, fiestas en las que servidor hizo de pinchadiscos, exposiciones de Arte. Y ya en los últimos años la cafetería de Fernando , en la que materializó sus sueños hosteleros.


Con el tiempo, como suele pasar con tantas pandillas, fuimos perdiendo el contacto, limitándonos a las Redes Sociales y el Whattssap, pero manteniendo la ilusión de vernos y hacer cosas juntos.


El primer varapalo a nuestras buenas intenciones de reuniones venturosas lo supuso la inesperada noticia de la prematura muerte de Fernando, con el que tanto tenía en común. Maldito cáncer. Maldito.


Ina estaba empeñada, bendito empeño, en que servidor escribiese o trascribiese sus memorias. Yo la verdad es que no estaba mucho por la labor, habida cuenta de que mis propios escritos llevaban tiempo en el dique seco, incluidas las entradas en este blog. Pero ahí estaba la intención de acudir con la grabadora a reunirme con mi veterana amiga y recopilar sus experiencias. El tiempo fue pasando, llegó la maldita pandemia y con ella el aislamiento social. E Ina fue a vivir a una residencia de ancianos. La idea era ir a visitarla, visita que fui postponiendo, mi deporte favorito. Lo malo es que uno proyecta a largo, medio o corto plazo, pero la vida y la muerte tienen su propia agenda, que no consulta ni pide permiso.


Cada vez que Ina hablaba con Elizabeth le comentaba lo de esas memorias, que Vicente dijo que trascribiría “Siempre te esperaba”


El 25 de julio, día de Santiago Apóstol, recibí la noticia: “Ha fallecido Ina este jueves, de la forma más pacífica y dulce, me acaba de decir su hija Maritza”


Estos años están siendo duros en general para casi todo el mundo, pero algunos hemos recibido, constante, la visita de la muerte. Desde que mi madre se fue hace 5 años , he ido perdiendo a todos mis tíos (salvo la hermana pequeña de mi madre), y a muchos amigos, conocidos y gatos. Sin nacimientos, sin hijos ni nietos que supongan una esperanza de futuro. Memento Mori.


Lo de Ina, aunque quizá no tan inesperado como cuando quien marcha es alguien más joven, no ha sido menos doloroso. Quizá más, por esas memorias que nunca se escribirán.


También a ti te fallé, Ina. Como a mi madre, como a mi padre, como a mis hermanos. Como a tantos. Creí, una vez más, que el tiempo podía dilatarse a voluntad. Pero la muerte viene siempre como un ladrón (4)


Ina fue una de las últimas castizas. Castizas de Madrid. Ina Collado fue mi amiga.



(1) Centro de Investigación en Valores          https://www.civsem.com/

(2) gratitud eterna a https://www.linkedin.com/in/inmaculada-arcos-aguilar-572b4652/?originalSubdomain=es

(3) El Kin – Jo es un arte marcial , pero no uno más. A medio camino entre arte marcial y yoga, es meditación en movimiento, es búsqueda espiritual y física. Para saber más: https://www.ivoox.com/kin-jo-arte-marcial-felicidad-por-audios-mp3_rf_9932216_1.html


(4) Referencias bíblicas hay varias, Lucas 21:34 , 1 Tesalonicenses 5:4 , 2 Pedro 3:10 … pero aquí cito Apocalipsis 3:3

Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; guárda lo y arrepiéntete. Por tanto, si no velas, vendré como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti.”


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