viernes, 23 de septiembre de 2022

Frío Viento al Valhalla venezolano (In memoriam JLV )

Nos conocimos hace unos años por culpa de Lagherta y de Ragnar Lodbrok. Nuestra común afición por las andanzas de los vikingos televisivos nos presentó en el proceloso mar de las redes sociales. 

Tiempo después los extraños vientos cambiantes hicieron arribar tu navío en la nueva tierra que poblábamos colonos del norte y sur, esa tierra que algunos llegaron a llamar Karenfureng Call Land. 

En el campo de batalla de la atención al cliente luchamos codo con codo blandiendo la espada del auricular. Libamos el  hidromiel de mahouskol en la  copa de la amistad, junto a camaradas y escuderas, algunos llegados de remotas tierras allende los mares undosos. 

Degustamos las bravas de las tierras altas de Bravo Murillo en aquellos días en los que las mascarillas eran cosa de cirujanos y el teletrabajo una leyenda de los elfos del bosque.

Pero la vida del vikingo es lucha: llegaron la tormenta y el trueno. Esos mismos vientos cambiantes  trajeron la guerra entre los reinos normandos y nos alejaron en el tiempo y en el espacio. Loki, el dios del engaño, sembró la duda en nuestras huestes y quién sabe si en nosotros mismos. 

Por Thor y por Freya que permaneció la amistad y la esperanza de compartir nuevas aventuras.    Desgraciadamente los días de birra y bravas no han podido volver, truncados por el hacha inmisericorde de la Parca. 

Ni podremos brindar junto a los cines Renoir ni escanciar la sidra en "La Pomarada" entre tapas generosas y campos de cachopo.

No me podrás llevar invitado al "Sótano Iberoamericano" para compartir canciones del rock español de los 80.

Los dioses -¡Oh cruel destino!- han decidido llevarte hasta su atrio, valeroso guerrero de tierras lejanas, luchador hasta el final.

Walkirias caribeñas te conducen en un navío sin velas ni escudos hasta donde nace el arco iris. 

¡Vuela libre, amigo! Ojalá algún día nos volvamos a ver donde no exista el sufrimiento ni la contingencia. 








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