sábado, 12 de agosto de 2023

Lo que aprendemos de los animales , Carabanchel Geographic 9

Los animales, una vez más. Siempre los animales.  Para mi, junto a mis queridos bosques, montañas y ríos, una manifestación de la grandeza de Dios y una vía para llegar a Él. 

Los animales son mis amigos desde mi franciscana infancia urbano-rural. Otros niños querían ser futbolistas, astronautas o comandos militares de mayor. Yo quería ser veterinario o zoólogo.

Como creo que ya he comentado en alguna ocasión, mi mujer dice que más que cristiano parezco jainita (1)  por los extremos a los que he llegado para evitar a toda costa el matar a algún insecto, en particular a las hormigas que pueblan tanto las vastas praderas de la encimera como los peligrosos páramos del fregadero. No siempre lo consigo, desgraciadamente. Ay, las hormigas de casa. Hay quien dice que cada vez hay menos insectos La voz de alarma saltó con la preocupante disminución de las abejas, tan necesarias para la polinización de las plantas y por consiguiente para toda la cadena trófica . Las hormigas, en cambio,  siguen  omipresentes en parques, jardines y hasta en domicilios. En  nuestra casa hacen una labor de limpieza de diminutos restos orgánicos actuando como una especie de carroñeros a pequeña escala. Como no tengo nada en contra de ellas ni las mato ni las molesto. Intento que no entren en el cubo de basura mediante remedios naturales como espolvorearlo con canela e intentar que se mantengan alejadas de los alimentos y el fregadero,  ofreciéndoles un tributo de diminutas migas de pan. No pocas veces fracasan mis intentos de no matar a ninguna hormiga al barrer o fregar o evitar el ahogamiento de cualquier insecto volador que se acerca temerario a las fuentes de agua corriente. Pero la intención es lo que cuenta, dicen.  

Saltaré cual saltamontes a las siguientes etapas de la evolución. Cual saltamontes o como las ranas del arroyo canalizado del parque del barrio. 

Generaciones enteras de niños de la E.G.B. cazábamos renacuajos en el parque del Oeste para las clases de ciencias del colegio. Eran otros tiempos en los que la leche no estaba pasteurizada , internet no existía más que en la imaginación de algún ingeniero visionario y las únicas redes que conocíamos eran los reteles con los que pescar cangrejos de río . Pocos años despúes, en la pubertad, algunos nos convertimos en feroces defensores de las ranas del parque, en violenta disputa con unos energúmenos que las cazaban y maltrataban.  Todavía recuerdo un funeral solemne por un pobre batracio al que descubrimos asesinado, allí donde el arroyo se perdía bajo la carretera . En aquellos días no existían los animalistas y los veganos eran solo las estaciones que seguían a las primavegas;  lo único que nos movía en nuestra cruzada era ese amor a la naturaleza y a sus criaturas  que nos habían inculcado nuestros padres y por supuesto el Maestro Felix Rodríguez de la Fuente. Han pasado los lustros y el antiguo cazador de renacuajos y posterior defensor de ranas ha vuelto a velar en la medida de sus escasos medios por las ranas del parque del barrio, amonestando a los pescadores industriales armados de cazamariposas a riesgo de tener gresca con  los irresponsables progenitores de los mismos. 

Después de los anfibios tenemos a las aves del lugar. Esas mismas migas de las hormigas, pero en tamaño superior,  les suponen a los gorriones una especie de maná caído de la ventana de la cocina o del salón (ahora en verano solo de la cocina) , a pesar de las quejas y regaños de mi Santa. 

Puedo decir que contribuyo a la manutención de una familia de gorrriones, dos o tres urracas y alguna paloma. No deja de ser curioso observar cómo en el Serengeti urbano se organizan las aves para comer, compartir o arrebatarse el pan cotidiano. Así, cuando en invierno alimentaba a las manadas de la plaza , pude observar una jerarquía y reparto de papeles similar a la que en la sabana africana se establece para disputarse los restos de una presa entre leones, hienas, chacales, y a su vez las carroñas entre esos mismos con los buitres, alimoches, córvidos y demás.

En este Masai Mara en miniatura los más poderosos , mejor organizados y peligrosos son sin duda los córvidos . En concreto las urracas. He llegado ver cómo , además de ser las más grandes y fuertes con sus temibles picos rectos, llegaban a organizarse en bandas de tres e incluso cuatro individuos defendiendo su territorio y su botín de derivados de la harina. Organizadas y chulescas en sus andares no son rival para el resto de avifauna. ¿O Sí? La Naturaleza siempre tiene una respuesta, y en este caso cada especie tiene su sistema. 

Las palomas, aparentemente más tontas, van a su aire, evitan el enfrentamiento con los córvidos blanquinegros y van picoteando de aquí y allí con un estilo muy similar al de las gallinas domésticas a las que dábamos de comer en Espinosa de Henares los restos de melones, manzanas, sandías... 

Las urracas suelen llevarse los trozos más grandes y más duros, no pocas veces tras robárselos a otro pájaro o incluso a alguno de su propia especie. 

Y los gorriones...los humildes y pequeños gorriones utilizan su tamaño y su velocidad para infiltrarse entre las palomas y arrebatarles las migas que quieren y necesitan. En este caso la lección es clara: el tamaño no importa cuando hay voluntad y hay que dar de comer a una familia. Son como los pequeños barquitos rápidos en una batalla naval entre lentos y grandes acorazados. 

La observación de urracas, palomas y gorriones me ha instruido y deleitado este invierno y primavera desde la ventana del salón y la plaza semi-interior, prácticamente un patio. Ha habido también invitados ocasionales, como una lavandera , un petirrojo o alguna cotorra argentina . La vida se abre camino incluso entre el hormigón y el asfalto. 

Este verano la comida cae al otro lado de la casa, a la propia vía urbana. Y los actores son posiblemente individuos distintos y representan su papel de otra manera. En este caso me he encontrado con auténticas escenas familiares. Nuevos tiempos de cría han traído entrañables estampas, como la de mamá (o papá) Urraca llevando  a su hijo hasta los bancales de comida o enseñándoles cómo escapar con la pitanza antes de que lleguen otras urracas u otros pájaros. También he visto a las nuevas generaciones de polluelos de gorrión comiendo de lo que les dan sus padres o de lo que toman ellos mismos sobre las baldosas de cemento. 

El amor materno/paterno, al menos entre estos vertebrados: esa es otra lección,  reforzada por la mera contemplación del cuidado de las crías por parte de estas criaturas que llamamos irracionales. 

Hormigas, moscas, arañas, ranas, gorriones...todos son criaturas del Señor y como tal merecen mi respeto, igual  que cualquier planta, dicho sea de paso  .

Toda vida cuenta en el plan cósmico, creas en lo que creas, y toda tiene un significado. 

Lo que me lleva a plantearme tantas veces cuando les veo , sobre todo a los insectos más pequeños, qué sentido tiene su vida . Si esa misma hormiga a la que he salvado de morir ahogada en el fregadero vivirá solo un día. Y para qué. 


Hace ya cuatro meses que tomamos la más dolorosa decisión al  autorizar al veterinario a aplicar la eutanasia a nuestra gata para evitarla sufrimientos y un largo tratamiento con poca esperanza de éxito . A menudo me pregunto cuál ha sido la lección de esta prueba. ¿Hacerme más fuerte , valorar lo que tengo, llevar mi cruz? 

¿No bastaba con haber perdido a mi madre, suegra, mis tíos y varios amigos  en solo años ? ¿No bastaba con la muerte prematura de dos gatos con tan solo 7 años? . Mila, Milagros , mi pequeño ángel sin alas, el pañuelo de mis lágrimas, solo tenía 5 años. Dios nos la dio, Dios nos la quitó. Quienes no tienen gatos o perros en su familia , quienes no han volcado en ellos la paternidad que no pudimos ejercer con hijos humanos, quienes no han conocido su amor, fidelidad, ternura y cariño, no pueden entenderlo. En concreto esta gata, que llamábamos Milagros porque su supervivencia fue un milagro, y porque vino a traer esperanza en tiempos de duelo. Llegué a pensar que era un regalo del Cielo o una prueba de que mi madre seguía cuidándome, entre otras señales de aquel primer año sin ella. 

Y justo este año 2023, tras años de adicciones ,perdición, dudas y desgarradora lucha interna había respondido al llamado de Dios con todas las consecuencias, cuando por fin me había puesto en sus manos incondicionalmente con un propósito de enmienda, cuando estaba peleando contra mí mismo  y tomando las riendas de la curación de un espíritu enfermo en una mente enferma...Justo entonces, lo inesperado. La muerte, el dolor, el llanto sin fin.

A veces miro a nuestro último gato, Ringo , un verdadero superviviente en este cementerio de animales y recuerdos. Sé que Ringo , enfermo crónico y abuelete de 12 años, no vivirá ya muchos años. Asumido está. Pero de lo de Mila, lo de Namir, lo de Cooper...qué sentido tiene la muerte de un amigo de cuatro patas en la flor de su vida. Por qué.

La religión nos promete vida eterna y gozar de la contemplación del Altísimo en compañía de nuestras personas queridas que cruzaron la puerta. Pero ¿y los peluditos? ¿Dónde van nuestros perros y gatos ? ¿son en verdad ángeles sin alas que han vuelto con Él a prepararnos las estancias ?

En el caso de Mila o de Cooper quizá el sentido de que el destino los pusiese  en nuestras vidas fue darles unos años de felicidad y cuidados y que no muriesen solos en la calle. Prolongar la vida de sus pequeños corazones enfermos de gatos callejeros . Ni más ni menos . Y mientras tanto beneficiarnos de su amor y su gatoterapia.

No sé, cada día entiendo menos. Como cuando Ringo no entiende por qué no le damos ya paté, por qué no le dejamos que coma papeles u otros objetos perjudiciales. O cuando le damos una pastilla, le llevamos al veterinario o no le dejamos entrar en una habitación en un momento dado. Todo lo que hacemos por su bien, aunque él no lo entienda. Nosotros somos gatos, o más bien hormigas, que no entienden por qué Dios nos quita el paté o nos da la pastilla más amarga. 


(1) Los monjes jainitas llegan al extremo de llevar un velo para no tragar accidentalmente ningún insecto volador  y  apartar con una escoba insectos para no pisarlos 

"para el jainismo el universo es una totalidad viviente; todo ser posee un alma, más o menos compleja, diáfana o pesada. Desde la tierra o el viento, a los insectos o los mamíferos, todos los seres reflejan el universo y son dignos de respeto. Una concepción del mundo muy próxima al Panteísmo.

En coherencia con lo anterior, los jainas practican la no violencia, el ayuno y la mortificación del propio cuerpo. A través de estas actividades esperan destruir el karma y evitar posteriores reencarnaciones.


El jainismo presenta una perspectiva igualitaria de todos los seres, sin importar las diferencias en las forma física: humanos, animales, y organismos vivientes microscópicos. Los humanos son los únicos poseedores de los seis sentidos: vista, oído, gusto, olfato, tacto y pensamiento; por lo tanto de los humanos se espera que actúen con responsabilidad hacia toda la vida siendo compasivos, sin egoísmo, sin miedo, racionales y misericordiosos. Wikipedia 






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