domingo, 28 de agosto de 2016

Peter Pan is dead



¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?  (1 Cor 15)


En el atardecer de la vida, seremos juzgados en el amor.”  (san Juan de la Cruz)

En una vida hay muchas vidas, decía mi abuela Victoria (idea que he visto expresada hace no mucho en un spot televisivo: qué familia tan creativa y de qué poco nos ha servido). La gente intensa no vive una vida, sino varias. Muchas vidas y muchas muertes. Cuando muere alguien con quien hemos vivido, cuando muere alguien que ha formado parte importante de nuestras vidas, morimos parcialmente. Podría decirse que morimos a plazos. Llevo días intentando volcar lo que pienso y siento desde el fallecimiento de mi madre. Pero es mucho el dolor, mucha la impotencia, grande el vacío. Hubiese querido glosar su vida y sus obras. Mas tal daría para una novela o serie de televisión. Sólo compartí con ella una parte de su vida, la más dulce, quizá. Pero soy lo que soy por esos años.

Desde el día de mi nacimiento hasta hace unos días mi vida se vió cuidada, hiperprotegida, tutelada,  malcriada a veces, antes y después acompañada, condicionada, educada, por mis padres , mis hermanos mayores y mi abuela materna entre otros- Pero sobre todo por mis padres. Mi padre, que nos dejó hace 17 años ya, con el que poco hablaba, pero con el que mucho viví. Con el que pesqué, anduve los senderos y las riberas de mis tierras castellanas., o el rastro  y los bares de mi viejo Madrid. Y ahora, mi madre. 

Medio siglo juntos,  35 años bajo el mismo techo. Confidente, amiga, siempre preocupada, siempre protectora. A orillas del Manzanares del Jarama, del Eresma. En los pantanos ahora secos por el dichoso trasvase. Escuchando a Elena Francis junto al Hernares mientras mi padre pescaba y yo leía a Sven Hassel.  

Friendo croquetas, filetes rusos, empanadillasTarareando a los Secretos, los Byrds o el Hey Jude . Escuchando la cinta de canciones de amor y celda de Amancio Prada mientras bailaba la lluvia sobre la Alcarria. Cosiendo en la vieja Singer- Llevando los arreglos de Hilarión Eslava a Princesa (olor a castañas asadas, puestos de cassettes ) .Comprándome un comic Marvel cuando griposo guardaba cama. Tantos y tantos momentos. Momentos, toda una vida que me han arrancado. Oh muerte, vieja embustera, me has  abierto en canal para quitarme los restos de mi alma joven con tu zarpa helada. Te has llevado
a mi madre una noche de verano, con la luna de agosto cubriéndote las espaldas.

Hay quien dijo que nuestra infancia no terminaba hasta que morían nuestros padres. Mis padres ya no están en este plano. Y siento que me hubiesen arrancado de cuajo las últimas páginas de la juventud. Dicen que la vida sigue, y así es. Pero otra vida completamente distinta. Una vida menguada. Sólo espero que Dios me de fuerzas para ser digno de ellos.


De profundis clamavi ad te, Domine;
Domine, exaudi vocem meam. Fiant aures tuæ intendentes
in vocem deprecationis meæ.
Si iniquitates observaveris, Domine, Domine, quis sustinebit?
Quia apud te propitiatio est; et propter legem tuam sustinui te, Domine.
Sustinuit anima mea in verbo eius:
Speravit anima mea in Domino.
A custodia matutina usque ad noctem, speret Israel in Domino.
Quia apud Dominum misericordia, et copiosa apud eum redemptio.
Et ipse redimet Israel ex omnibus iniquitatibus eius.

Peter Pan is dead



¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?  (1 Cor 15)


En el atardecer de la vida, seremos juzgados en el amor.”  (san Juan de la Cruz)

En una vida hay muchas vidas, decía mi abuela Victoria (idea que he visto expresada hace no mucho en un spot televisivo: qué familia tan creativa y de qué poco nos ha servido). La gente intensa no vive una vida, sino varias. Muchas vidas y muchas muertes. Cuando muere alguien con quien hemos vivido, cuando muere alguien que ha formado parte importante de nuestras vidas, morimos parcialmente. Podría decirse que morimos a plazos. Llevo días intentando volcar lo que pienso y siento desde el fallecimiento de mi madre. Pero es mucho el dolor, mucha la impotencia, grande el vacío. Hubiese querido glosar su vida y sus obras. Mas tal daría para una novela o serie de televisión. Sólo compartí con ella una parte de su vida, la más dulce, quizá. Pero soy lo que soy por esos años.

Desde el día de mi nacimiento hasta hace unos días mi vida se vió cuidada, hiperprotegida, tutelada,  malcriada a veces, antes y después acompañada, condicionada, educada, por mis padres , mis hermanos mayores y mi abuela materna entre otros- Pero sobre todo por mis padres. Mi padre, que nos dejó hace 17 años ya, con el que poco hablaba, pero con el que mucho viví. Con el que pesqué, anduve los senderos y las riberas de mis tierras castellanas., o el rastro  y los bares de mi viejo Madrid. Y ahora, mi madre. 

Medio siglo juntos,  35 años bajo el mismo techo. Confidente, amiga, siempre preocupada, siempre protectora. A orillas del Manzanares del Jarama, del Eresma. En los pantanos ahora secos por el dichoso trasvase. Escuchando a Elena Francis junto al Hernares mientras mi padre pescaba y yo leía a Sven Hassel.  

Friendo croquetas, filetes rusos, empanadillasTarareando a los Secretos, los Byrds o el Hey Jude . Escuchando la cinta de canciones de amor y celda de Amancio Prada mientras bailaba la lluvia sobre la Alcarria. Cosiendo en la vieja Singer- Llevando los arreglos de Hilarión Eslava a Princesa (olor a castañas asadas, puestos de cassettes ) .Comprándome un comic Marvel cuando griposo guardaba cama. Tantos y tantos momentos. Momentos, toda una vida que me han arrancado. Oh muerte, vieja embustera, me has  abierto en canal para quitarme los restos de mi alma joven con tu zarpa helada. Te has llevado
a mi madre una noche de verano, con la luna de agosto cubriéndote las espaldas.

Hay quien dijo que nuestra infancia no terminaba hasta que morían nuestros padres. Mis padres ya no están en este plano. Y siento que me hubiesen arrancado de cuajo las últimas páginas de la juventud. Dicen que la vida sigue, y así es. Pero otra vida completamente distinta. Una vida menguada. Sólo espero que Dios me de fuerzas para ser digno de ellos.


De profundis clamavi ad te, Domine;
Domine, exaudi vocem meam. Fiant aures tuæ intendentes
in vocem deprecationis meæ.
Si iniquitates observaveris, Domine, Domine, quis sustinebit?
Quia apud te propitiatio est; et propter legem tuam sustinui te, Domine.
Sustinuit anima mea in verbo eius:
Speravit anima mea in Domino.
A custodia matutina usque ad noctem, speret Israel in Domino.
Quia apud Dominum misericordia, et copiosa apud eum redemptio.
Et ipse redimet Israel ex omnibus iniquitatibus eius.

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