domingo, 29 de diciembre de 2024

QUÉ CONCIERTO EL DE AQUELLA VIDA ( 9/12/2024)



( en negrita, tonadas que sonaron esa noche ) 

Una “crónica” del concierto del 9 de diciembre ( 44 aniversario del asesinato de John ) me pide mi amigo Títel, “y “en mi vida me he visto en tal aprieto “ . Posiblemente el concierto de  nuestras vidas. El mejor lunes imaginable A pesar de que el protagonista fuese un anciano con voz cansada, sombra de lo que fue. O quizá por eso. Una noche mágica que nunca creí que verían estos ojos cansados. No, no esperen una crónica. No  soy periodista:  “doctores tiene la Iglesia” y un Adolfo Iglesias la beatlemanía española , de modo que haré lo de siempre en este blog ( o lo que sea) : juntar  letras, sílabas, frases... desde las vísceras.  

1965 : Mi relación con el concierto de mi vida comienza en el lejano 1965. Vale, me diréis,  los Beatles empezaron a grabar en 1962 ( si no contamos las canciones con Tony Sheridan ) y la beatlemanía llevaba ya un par de años enloqueciendo al mundo. ¿ a todo ? No, una pequeña península celtíbera se mantenía al margen de esa locura. Salvo una minoría juvenil autodenominada yeyé que desafiaba la cultura oficial. O quiźa no tanto. Pero en aquella España franquista cualquier movimiento que no fuese dirigido desde el Estado resultaba, de uno u otro modo, trasgresor. Como en cualquier régimen totalitario y  no pocas “democracias” liberales. Pero no divaguemos.


El caso es que corría el año 1965 cuando 4 “melenudos “ de Liverpool arribaron a una España que ,en palabras del Ministro de Información y Turismo, era diferente.


Para muchos la infancia es el Paráiso perdido. Perdido y en su mayoría olvidado. Solo quedan las capas más profundas de nuestra personalidad y nuestro recuerdo.


Es en  esa primerísima infancia de 1965 cuando un bebé era acunado por una de sus hermanas “yeyés” con una canción de cuna llamada “Yesterday” . Ese “Yesterday” que el anciano al que saludamos el 9 de diciembre no interpretó. Ese peasso canción, la más versionada de la Historia, que ya no interpreta. Esa obra maestra nacida de una almohada.


En todo caso esa leyenda viva nos proporcionó una noche especial por mágica. Su voz puede que ya no llegue a los tonos altos, puede que su garganta esté cansada y anciana. Pero el veterano al que vimos en el Palacio de los Deportes de Madrid ( ahora Wizink Center ) fue no solo un recuerdo, fue un ejemplo de amor a sus seguidores , corazón y espíritu del Rock and Roll. 


Ese mismo espíritu de Buddy  Holly a "Lonnie" Donegan que llevó a unos jóvenes de Liverpool a grabar una maqueta con “In spite of all the danger “ o pocos años después un tema llamado “Love me do” que daría comienzo al mito. Ese mismo espíritu que llevó a Paul a comenzar el concierto con “Can’t buy me love”, que pese a no ser de mis temas favoritos del “A Hard day’s night “ ponía la energía y las voces de sus fans en accion con solo cuatro palabras. 

Y así fue trascurriendo la magia del recuerdo y de la emoción, alternando temas de Wings y Beatles con canciones de Macca en solitario.

Como este es mi blog solo os compartiré los momentos que más me impactaron. 

Decía Paul que se veía el valor de una canción en su interpretación simplemente con una guitarra y voz. La verdad desnuda. Y como ejemplo de sus palabras interpretó “Blackbird” del “Doble Blanco “ y “Here Today” del “Tug of War “. Una sincronicidad o casualidad que ambos discos , el The beatles/White y el Tug of War pasaran por mis manos el mismo año 1983. 3 caras A y 3 caras B que serían de mis más preciados descubrimientos en aquel año iniciático que marcaría el principio del fin de mi adolescencia. Curiosamente con el “Quadrophenia” de The Who, que también adquiriría en aquel año 83. Unos Who a los que también vimos en ese mismo escenario en 2007. Otra casualidad.


El caso es que esa doble interpretación, de Blackbird y Here Today , encaramado a un cubo elevado cual altar de la buena nueva del siglo XX , con tan solo una guitarra acústica y su voz, fue uno de los momentos más emocionantes de la noche. Y hubo unos cuantos de esos momentos.


"Love Me do" "Let them in", "Lady Madonna", "Band on the run", "I’ve just seen a face",  "Live and let Die "( con pirotecnia incluída) "Drive my car", "Got to get  you into my life"…. Tantas canciones y tantos recuerdos. Creo , eso sí, que más de la mitad de los temas interpretados fueron del repertorio Beatles. Y de casi todos sus Lps , salvo el “With the Beatles”, el “Magical” (hubiese estado bien un Fool on the Hill) y mi queridísimo  Beatles for Sale. Disco infravalorado. Vale que fue un Lp de relleno, vale que la mitad de los temas eran versiones, pero de los temas propios había TEMAZOS con mayúsculas. Como ese  “I’m a loser” que me enamoró aquel día de las Navidades de 1985 en el Ziggy de los bajos de Argüelles y que me llevó a comprar el Lp. Desde entonces el “For Sale” para mi es Navidad. Hay algo melancólico e invernal en "No Reply", "Words of Love" o "What you’re doing". No son temas que asocie al sol o a la canción del verano. Aunque en esa categoría estival de los Fab Four quizá solo estuviesen Ob La Di Ob la da y Yellow Submarine, dos de mis canciones menos queridas. Pero mira por dónde que en esa noche mágica y ecuménica del 9 de diciembre hasta la horterada que narra la historia de Desmond y Molly Jones me llenó de júbilo y satisfaccción. Cosas del directo. Y de la nostalgia.


Tampoco interpretó nada del “Yellow Submarine” . Pero de los demás álbumes de los de Liverpool cayó al menos un tema. Sgt Pepper’s , hijo predilecto de Paul, fue de los que se llevaron la palma con el “reprise” del sargento, el “Getting Better” ( que conocí de niño en la versión de ¡ Earth Wind & fire ! ) o el circense "Mr Kite" . A todo esto no deja de ser curioso y a la vez de agradecer que en la selección de los temas a veces eligiese canciones de John en lugar de las suyas propias. No śe, en este caso no habrían estado mal un “Fixing a Hole” o esa joya llamada “She’s leaving home” que Leonard Bernstein comparase con lo mejor de Schubert. La banda de los corazones solitarios del Sargento Pimienta….el primer Lp que compré con 15 años. 


Otros momentos super emocionantes del concierto  para mi y para muchos otros fueron “Let it Be “ y “Hey Jude”. Como Quevedo en su conceptismo en mi memoria y semántica interna los temas de los Beatles tienen su propio significado y el significado que les ha dado mi propia interacción con ellos a lo largo de décadas. 


Let it Be, por ejemplo. Además de himno es una canción sobre una madre, sobre una madre que aparece en sueños para consolar a su hijo desde el más allá. Una madre llamada Mary. Otra casualidad, que Paul no desprecia, hace que muchos de sus seguidores la identifiquen también con la Virgen María ( para los anglosajones “Mother Mary” ) . En mi caso siempre me evoca tanto a la malograda madre de Paul, como a Nuestra Señora que, cual Galadriel ante Gandalf, me pide que no tire la toalla ante los tiempos oscuros,. Y a mi propia madre, María también. A la que no escucho en la noche ; ojalá se me apareciese en sueños para calmar el dolor . Let it Be, un canto a la Esperanza, y qué hay más religioso o trascendente que esto. Let it Be:  cuando en la noche oscura del alma sientes el mundo desmoronarse y cuestionas todo aquello en lo que creíste,  recuerda que en los momentos de mayor oscuridad brilla más nítida la luz a lo lejos. Como un faro que evita que nos estrellemos contra los arrecifes de la desesperación.  


Y ves a tu madre, a la madre de Paul, a la Madre María diciéndote: la oscuridad pasará, ten esperanza, déjalo estar.


De “Hey Jude” qué puedo decir. La interpretación oficial es que fue compuesta para otro “huérfano”, Julian, pues así es como se sintió durante los años que marcaron su vida: un niño abandonado por su padre. Del mismo modo que su padre se sintió así con Alfred (otro círculo vicioso)  La canción del “tio Paul” para ese niño confuso que vio marchar a su padre con una  “vanguardista” japonesa. 


Pero esa es la historia oficial, la que descubriría ya de adulto. Para mi Hey Jude es un single con la maravillosa “Revolution” de cara B. Uno de tantos 45 r.p.m que tomé prestado en usufructo a mis hermanas mayores. Una portada en la que la corbata con topos que llevaba John me llevó a lucir una corbata similar durante años de adolescente buscando identidad y tribu. En todo caso, el Hey Jules de mi infancia fue , otra vez, mi madre. Mi madre tarareando la canción sin saber nada de su letra ni nada del idioma de Shakespeare. Es ese Na na na na final con el que otro visitante de nuestra casa de Andrés Mellado, el desaparecido Joaquín Luqui ( JL en FM ) cerraba durante un tiempo su programa. Fue 3 2 o 1… y desapareció. Como esa casa, ese tocadiscos Dual Bettor y esa infancia.


Hey Jude, himno donde los haya, fue uno de los momentos de comunión, llantos y locura colectiva de esa noche inolvidable.


Una noche que nos llevó de una caverna de Liverpool a una azotea de Londres pasando por nuestras propias cuevas de Argüelles, como ese local parroquial en Ferraz Strasse en el que se juntaban jóvenes de la época para sus reuniones e incluso guateques, de las que los Bitels eran parte fundamental.


Himnos. Los que sonaron y los que no . Recuerdos, vida y sueños truncados. 


Al final todos los caminos me llevan al ensanche de Madrid y al centro. A esos barrios de Chamberí, Argüelles o Malasaña por los que mis años de mozo pasé, que diría la zarzuela. 


Mi vida es una discografía parcial de los Beatles que empezaba en 1965 y luego pasaba por el 1964  ( A Hard Dayś  night sonando en un viejo tocadiscos  del “Club juvenil Everest”, justo enfrente de la casa de los Hermanos Urquijo “Los Secretos “, en la calle de Rodríguez san Pedro ) . Una vida que fantaseó con una morsa psicodélica, un mágico y misterioso viaje, una pubertad que llegó con el Blow Away de Tío George  , siguió con los sones del Help !, Rubber Soul y el Revolver , maduró con el Doble Blanco y el Let it Be y conoció la nostalgia prematura con el For Sale. “Christmas time is heeeere againnnn” cantan los Biruls, Los Beatles siempre vuelven a casa por Navidad , sea con el For Sale, con el mágico viaje, o con el submarino amarillo que regalé en cassette unos Reyes a mi sobrino Luismari.   Son el hilo invisible, la banda sonora de nuestras vidas. Dicen que el Real Madrid o el BarÇa son más que un club. Pues Sir Paul Mc Cartney es más que un músico. Es la memoria viva de generaciones. Recuerdos de infancia, adolescencia, de un mundo e el que naciste y ya no existe. 


Paul, al igual que sus compañeros de viaje, es un icono del siglo XX, tanto o más que Gandhi, Kennedy o el Apolo XII. 


Todo llega a su fin. Como ese final tan simbólico y tan acertado del concierto. Tras la locura protoheavy del “Helter Skelter” (en mi 1983 supuso un impacto) que obsesionó a la Familia y ese “I’ve got a feeling” con John virtual incluído, se llegó al final del concierto con los tres últimos temas del Abbey Road.


Qué decir de la cara B de Abbey Road. Presente en mi vida también desde unos Reyes que se lo trajeron a mi hermano Javier, todo ese disco forma parte de mis recuerdos más profundos.


Tremenda “Golden Slumbers” , que para mi fue una nana fúnebre por culpa de la película “Sgt Pepperś…” perpetrada por los Bee Gees y Peter Frampton y que escuchaba en cassette a los 13 años. 


Una vez hubo un camino de vuelta a casa. Hubo una vez un camino de vuelta a esa infancia, a ese paraíso perdido entre el olor de carboncillo, la niebla otoñal y el suave sol de primavera en un patio de Madrid. 


“...And in the end

The love you take

Is equal to the love you make”






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