He vuelto al Siroco esta semana, tras años, más de una década, sin pisar su suelo. Cuando a finales de los 80 abrió la Sala Siroco en la calle san Dimas de Madrid, supuso un refugio para los amantes de la buena música de los años 50 y 60. Los sábados souleros, los domingos de Rock´n´Roll… y los conciertos. En Siroco me enamoré, sufrí desengaños amorosos, toqué con una de las bandas más demenciales de los años 90 (nos equivocamos de década, jejeje).
En fin, el pasado martes 12 de abril mi viejo amigo Patacho me invitó a “pinchar” en la “Coctelera Sónica”, tras el concierto de Iñigo Cöppel. Iñigo, trovador del Rock, pero para nada “coñazo” (que es lo que todo el mundo se teme al escuchar lo de trovador del Rock). Trovador, juglar o titiritero del rocanrol, como alegremente definió Patacho.
Versiones de Burning, Trogloditas (grande, Sabino), guiños al gran Bob, y unas letras de lo más inteligente que he escuchado en los últimos años. Altamente recomendable.
Y tras el súper-concierto, la pinchada a cargo de servidor: unas gotitas de Soul, un poquito de yeyé, aderezadas con unas ramitas de R&B, pop español de los 80…y hasta Hard Rock. Un público entregado y agradecido, aunque escaso (martes tras Semana Santa, What did you expect?) y la alegría de Patacho, que es toda una inyección de mentalidad positiva.
Gracias, Patacho, por contar conmigo. Y gracias por tus palabras. De vez en cuando alguien tan como yo necesita que le recuerden que la felicidad está dentro de uno mismo, y que los buenos tiempos los creamos nosotros.
hard rock? que pusiste, ...Sr. Al Capone ?
ResponderEliminarAC/DC, Led Zeppelin, Black Sabbath...mezclados en un momento dado con bandas no consideradas como tal, pero que también tenían su nervio: Who, Slade, Jethro Tull.
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