Escuchando una de las más bellas canciones escritas sobre el amor adolescente, el más puro, el más auténticamente infeliz.
Ese amor que algunos jamás conocimos. O mas bien que nunca nos correspondió. No sé por qué han venido a mi recuerdo, 30 años después, otras noches de julio. Cielos estrellados y limpios sobre la vertiente norte de la sierra de Guadarrama.
Recuerdos de una sirena varada, walkiria mesetaria. Cuando nuestro Walhalla hallábase entre san Rafael y el Espinar . Cuando todo era posible y la amistad era eterna.
Pasa la vida. Y con algunos, se pasa. Se pasa mucho.
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