Ayer murió Anjel (con J) Muñoz Alonso, alias “el Reverendo”. Todo un personaje y genio a su manera. Muchos lo recordareis acompañando a el Gran Wyoming a las teclas, tanto en Paracelso como en las diversas bandas de acompañamiento del polifacético y polémico showman. Pero yo recuerdo a otro “Reverendo”, no el músico, ni el famosete, sino la persona.
En los años 90 del pasado s. XX el que esto escribe tuvo ocasión de conocer a la persona y de compartir cervezas con él. En aquellos días menda lerenda frecuentaba el Caray! bar. EL Caray no era un bar de copas al uso. Algunos teníamos la teoría de que en su sótano, del que emanaban efluvios de marihuana se encontraba una puerta dimensional, por la que pasaban a nuestra realidad seres inconcebibles que jugaban al futbolín o bebían Maes de barril.
Entre esos seres del submundo se encontraba el Reverendo que yo conocí. En los 90 yo ensayaba en y grababa en “Green Drum Studios”, locales de ensayo y estudio de grabación cercanos al antedicho Caray Bar, y que a la sazón gestionaban los Imposibles, Paco y Lagarto. Locales en los que ensayé con los inclasificables Sharong Stones o en los que grabamos la primera maqueta de los Monks (españoles).
Pero ya me estoy iendo del tema. El Reverendo. La persona. Anécdotas, miles. Quien más os podría contar, Gonzalo del Valle Inclán, ex compañero de farras y ex vecino de este sujeto, o Javi “Stupid Baboons” Vacas, o Paco “Imposibles”, o Dani Caray!…
Sólo diré que este personaje fue genio y figura. recuerdo en concreto una noche en la que pinchábamos en el Caray!. Yo estaba en plena sesión de bossa nova y otros sonidos brasileiros, y el Reverendo se empeñaba en que pinchase el “Doctor Jimmy” de los Who. Vaya por delante que los Who son uno de mis grupos favoritos de Rock, y Quadrophenia uno de mis discos favoritos. Pero vamos, que en esos momentos de la noche, con la música que sonaba, poner el Dr. Jimmy resultaba cuando menos chocante. Pero el Reverendo, inasequible al desaliento, consiguió que el menda pusiese Doctor Jimmy.
Y es que el Reverendo podía llegar a ser un poco pesado con unas cervezas de más.
Prefiero recordar a ese otro Reverendo entrañable que nos presentó a los Monks en las fiestas de Santiago de 1998. Como bien dijo, qué mejor que un Reverendo para presentar a unos monjes…
Descansa en Paz, Reve. Cada día quedamos menos de esos días.
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