No sé muy bien qué es lo que hago o dejo de hacer aquí. No sé por qué los demás, todos, esperan de mí cosas que nunca podré darles.
No sé bien dónde estoy, ni a qué altura del camino. Supongo que hubo un momento, uno cualquiera, en que algo se rompió y yo me perdí.
Y es que parece que todo el mundo ha perdido el norte. Un día, a todos se les estropeó la brújula y la gente empezó a ir por ahí con pistolas, a vender droga, a comprar niñas ciegas y mutiladas, a ver la televisión y a oir la radio que más basura y mentiras emitiera. Y entonces, todo fueron problemas.
(Blanca, 1995)
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