Ya es casi 12 de octubre, día que fue de la Raza, de la Hispanidad, pero que desde hace unos años se ha reducido a Fiesta Nacional entendida tal como de España (sin Portugal).
Al grano. Una reciente encuesta nos informaba recientemente de que sólo una minoría de españoles estaría dispuesto a luchar por España . (“este al parecer es el resultado de una encuesta del CIS del 2013, cuyo resultado es que solamente el 16% de los españoles defendería su país en caso de ser atacado)
A mi generación se la educó en el amor a la Patria y a la bandera. Más que educar, se nos obligó a amar a la Patria y la bandera. La Patria entendida como “unidad de destino en lo universal”, Una, Grande y Libre. Y todo eso. Resulta que llegó la llamada Democracia (Partitocracia, Usurocracia, o cualquier otra cosa más bien) y se cambió la bandera, su escudo en concreto. Y la mayoría de los varones de mi generación, incluido el que esto escribe, juramos defender esa bandera. Bandera que el día de mañana puede que cambien por otra con una franja morada, o arcoiris, o el escudo por un Bob Marley con rastas. ¿Por qué no? La masa puede decidir lo que quiera, o mejor dicho, lo que la hagan creer los que controlan los medios de comunicación, los partidos políticos y los planes de estudios.
A mi no me extraña en absoluto esa desafección. Y voy a decir lo que pienso, aunque algún cretino me tache de antipatriota. Yo juré esa bandera, juré defenderla con mi sangre. Entregué, como muchos jóvenes VARONES más de un año de mi vida al ejército español. ¿Y qué me dio la Patria a cambio?
Un buen amigo mío, tras años de estudios y esfuerzo personal ha terminado brillantemente sus estudios de Ingeniería. ¿Y qué salidas tiene? Por tierra, por mar y por aire (caramba, como nuestros ejércitos)
En mi caso, tras lustros de estudios con buenas notas, tras más de 15 años de experiencia laboral y cotización a la Seguridad Social: ¿qué me ofrece mi país? Un subsidio para subsistir malamente. Incomprensión, falta de respeto e indignidad. Señores gobernantes (lo de señores sobra), si he de acogerme a la caridad familiar y estatal es porque no se me ofrece un puesto de trabajo que me permita vivir . ¿Y me piden que les apoye, o que luche por ellos? A la Patria, sí, la sigo amando a pesar de todo. Pero sobre todo a la Matria, que es Castilla, con la que España se comporta como un hijo malnacido y miserable que ha abandonado a su madre en la gasolinera de las autonosuyas.
Por la Patria, por mi mujer, mis hermanos y sobrinos sí daría la vida. Por este Estado corrupto, degenerado y vergüenza de occidente, no.
No es casual que los primeros casos de Ébola fuera de África hayan tenido lugar en España. “Corruptio Optima, Pesima”. No me cansaré de repetirlo. De “reserva espiritual de Occidente” que decía el franquismo hemos pasado a cloaca del mundo civilizado.
Quizá lo mejor sea que se propague de una vez la epidemia y muramos todos. Quizá sea lo que se merezca este pueblo de borregos . Sociedad putrefacta de tontos arrogantes que apoyan a gobiernos que sufragan con dinero de todos a esos mismos bancos que nos expulsan de nuestras casas, a ese mismo oligopolio que nos sube la luz, el gas y lo que sea menester.
Ese pueblo tan orgulloso de ser “español, español, español” (mientras entona el Kalinka, canción tan española) porque tenemos unos deportistas guays o una multinacional de las telecomunicaciones que hoy mismo me ha cortado la línea de teléfono móvil por impago (da igual que sea por insolvencia=ruina económica=paro, ellos sólo entienden el idioma del dinero).
Esta ya no es mi Patria. País de cobardes, tontos útiles y degenerados Quizá este pueblo y esta tierra no se merezcan que luchemos por ella. Yo, como debo de ser tonto o masoquista, pienso seguir luchando hasta el final por lo que creo justo y verdadero. Contra todo, contra todos. Pero si es la voluntad del Creador que nos vayamos todos a hacer puñetas, sea.
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