Castellano ilustre, marchaste joven aún. Gracias a tí generaciones enteras de españoles aprendimos a respetar la naturaleza. Aprendimos que el lobo no era una alimaña sino una criatura necesa
ria para el orden natural. Aprendimos a amar nuestros campos, valles y ríos. Nuestras rapaces, nuestros bosques y nuestros linces. Gracias, Félix.
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