“Ne sont que III matières à nul homme atandant,
De France et de Bretaigne, et de Rome la grant. “ ( Jean Bodel, Chanson des Saisnes)
“The wind blows whispers down the street
Having free reign with the town so bleak
Like everything else, it's all gone away (…) “ (All Gone Away, Paul Weller)
Suena All Gone Away en el giradiscos, y de repente no estoy en el sudoeste de Madrid, sino en el oeste a secas. El oeste del Western de nuestra infancia, el oeste del parque del oeste. O sea.
Pocas cosas hay tan evocadoras como la música. Solo los olores y algunos sabores tienen esa facultad indeseada de llevarnos a otro tiempo, a otro lugar.
Y así, sin pretenderlo ni quererlo, esta bella canción de Style Council y del Modfather Paul Weller me transporta en la máquina del tiempo de la memoria hasta los años 80 del siglo pasado. Suena All Gone Away en el giradiscos y recuerdo a un viejo amigo. ¿Qué habrá sido de él ?
Eras todo un caballero andante. Un caballero legionario en concreto, del Tercio Duque de Alba, creo. Encarnabas ese espíritu caballeresco que llevaba a proteger al débil y enfrentarte a los malvados. Y eso en los violentos 80 podía llegar ser muy peligroso.
En esos días nuestro Camelot estaba entre el Paseo de San Francisco de Sales , la Glorieta de Quevedo y Plaza de España. Avalon era el Parque del Oeste y Ginebra una bebida espirituosa .
Merlin era un bar de Chamberí (1) y Morgana un hada pucelana de blondos cabellos y corazón distante. El Grial era un mini de cerveza y los caballeros de la mesa redonda, estudiantes de la Complutense o la Politécnica .
Tu reino no era de este mundo, viejo amigo . Reinabas en la cabina de la Sala Galileo , y tus trovadores eran los Beach Boys. Los chicos de la playa. Aunque nuestra playa no fuese Malibú sino el Paseo de Rosales y nuestras tablas de Surf fueran scooters o un Seat 133. No había causas nobles en las calles de la ciudad. Solo jeringuillas, Libertad y navajas
Mientras las calles ardían y toda una generación sufría bajas en guerras tribales absurdas y en la guerra del Caballo, tu guerra -nuestra guerra- era espiritual. Y Mental . Siempre lo fue, siempre lo ha sido y siempre lo será.
Mientras la batalla de Camlann se libraba en las inmediaciones de la Avenida de América, yo escribía un soneto a una inalcanzable Dulcinea pucelana , con melodía sospechosamente dylaniana.
Yo cantaba y a ti te rompían la cabeza por defender al debil.
Te rompieron la cabeza, viejo amigo. Y el alma.
Al igual que en la tonada de Pink Floyd, fuimos dos almas perdidas nadando en una pecera . Puede que no fuésemos similares entre nosotros, pero éramos distintos a ellos, los “normales”, los triunfadores, los que partían el bacalao, los que se llevaban a las nenas de calle. Como Joaquín, como Pedro Ignacio, como Carretero, como Montes. Seres únicos en una década de seres únicos. Ni mejores ni peores. Distintos .
Todavía me parece verte tarareando el Barbara Ann en el ensayo del coro de la Parroquia , entre canción y canción. En esos días de amores platónicos y amistades inquebrantables que borraría la marea del tiempo.
Nunca olvidaré aquel día en que , acosado por la tristeza, me dijiste que no estaba solo. Tú, que luchabas contra tu demonio interior, que sufriste las traiciones. Tú, al que los demás dieron de lado por “loco” mientras ellos, los solidarios, iban a realizar labores de voluntariado con los yonkies de Vallecas.
Tú te habías quedado solo. Al final siempre estamos solos. Nacemos solos, morimos solos.
Al final esto es la vida, sea lo que sea en lo que consiste esta cosa. Conocer personas, interactuar con otros seres humanos, y si eres un ser de luz , intentar cambiar la vida de los demás .
Cuando pienso que nada de esto ha servido para nada, que mi paso por este mundo ha sido estéril, pienso en el George Bailey de Qué Bello es Vivir. Es posible que sin ser consciente mi vida haya servido para que las vidas de otros hayan sido distintas. Del mismo modo que hay personas sin las que mi vida seguramente no habría sido igual. Algunas con aportaciones modestas, otras de manera decisiva. Todas piezas de un rompecabezas que no sería igual sin esa pieza.
Personas como mis amigos, aquellos que no sé "dónde estarán, con los que hice la revolución"
Personas como mi amigo Luis.
Suena All Gone Away en el giradiscos. Suena el “Santa Ana Winds” de los Beach Boys.
Y tú ya no estás aquí. Donde quiera que estés, gracias. Que Dios te bendiga, Caballero Legionario.
Ante Dios nunca serás héroe anónimo.
Madrid Sity, Verano de 2024
"....There's nothing left, so they've all gone away"
(1) Merlín era una cervecería de la calle Joaquín María López de Madrid en la que nos reuníamos la muchachada a beber cervezas y comer patatas bravas, tortilla española y mucho más entre 1983 y 1986 , aprox.