martes, 30 de septiembre de 2025

Orden Natural ( Carabanchel Geographic X )

Vuelvo a mi querida fauna urbana, tras tantos meses sin escribir sobre ella. 

En otras entradas , con las etiquetas "animales" o de la serie "Carabanchel geographic" ya hemos hablado de mis aventuras con nuestros compañeros de planeta, invertebrados y vertebrados.

En alguna ocasión he reflexionado sobre mis observaciones de "campo", solo que más que de campo lo eran de suburbio con abundantes zonas verdes.

Me fascinaba sobre todo el ecosistema de las aves urbanas de mi barrio, las relaciones entre especies, su rivalidad y cómo cada una se las apaña para obtener su diario sustento.

Observaba que, al igual que con los depredadores y los carroñeros de la Sabana había una jerarquía entre las especies y que en el orden natural los más grandes. los más fuertes o los más poderosos eran la cúspìde de la pirámide. En el caso de las aves urbanas que competían por una misma presa (las migas de pan, granos diversos  y otros restos comestibles desechados por los humanos) parecía que el orden era así:

Las palomas y otros columbiformes estaban en un escalón mediano, realmente vivían y dejaban vivir, yendo a su aire , picoteando a discreción e ignorando a los demás, al igual que las cotorras argentinas. Las urracas, las más poderosas y mejor organizadas no solían enfrentarse a ellas. Eran estos córvidos los que supuestamente, por su tamaño y trabajo en equipo, las que se llevaban las mejores tajadas. Así lo observé y así lo dictaba la lógica y la "ley de la selva" urbana. 

En el otro extremo, los más débiles, los pájaros de pequeño tamaño, como alguna ocasional lavandera y sobre todo los gorriones. Nuestros domésticos y humildes gorriones que compensan su pequeño tamaño con audacia y velocidad  lo que les permite birlar el pan a las palomas, que tampoco les molestan o agreden. Solo esa audacia y velocidad les permiten llegar, coger el alimento y darse a la fuga con él antes de que lleguen las urracas, las reinas del Mambo. 

Era impresionante ver como ante el festín de palomas y gorriones los blanquinegros de largo pico llegaban, aterrizando desde distintos puntos como una banda de matones perfectamente coordinados. Y así fue hasta este hace poco. 

Ignoro los años que vive una urraca, pero lo que sí vengo observando es como, al igual que el resto de especies, cada primavera y verano trae nuevos ejemplares que en poco tiempo pasan de polluelos a aves adultas. De esta manera pude establecer relación con nuevas familias de columbiformes, córvidos y paseriformes. 

Pero hete aquí que la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida. Y la naturaleza no iba a ser menos. 

Recientemente en nuestra avifauna local ha aparecido alguna pareja de tórtola turca. Pues bien, cual no sería mi sorpresa al ver cómo hay una tórtola turca en el vecindario que, a pesar de su inferior tamaño y pico menos largo, pone habitualmente en fuga a las nuevas urracas que, menos gregarias y más individualistas, se aproximan por los jardines cercanos a mi domicilio.

Esta Tórtola turca que ha conseguido poner en fuga en reiteradas ocasiones a aves más poderosas me recuerda que , como dice nuestro refranero, "no hay enemigo pequeño ". O que, como decía mi amigo Luis, que hizo la "mili" en la Legión, si a un tipo pequeño o aparentemente más débil le pones entre la espada y la pared o en la tesitura de defender a los suyos es capaz de enfrentarse con éxito a un individuo más fuerte y peligroso. 

La naturaleza siempre nos enseña. 







 




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