" Go to church do the people from the area
All shapes and classes sit and pray together
For here they are all one
For God created all men equal (...) "
El pasado domingo fue el último domingo de Adviento. Un tiempo en el que los cristianos preparamos (deberíamos) la llegada de Jesús a nuestras vidas y a nuestra Historia, en mayúsculas y en minúsculas.
En la iglesia coincidimos personas de diversa condición, edad y raza. Ancianas del barrio "de toda la vida" junto a jóvenes melenudos. Personas de color (negro), mestizos iberoamericanos y celtíberos hispanorromanos castellanos nos dimos la mano en el momento de la Paz.
Personas que han conseguido resolver sus necesidades básicas, antiguos militares, asistentas de hogar, parados, ex kinkis, clase media y media baja, mayores y jóvenes.
Todos unidos en la Fé y en la Esperanza.
Porque, como nos recuerda la letra de Paul Weller, Dios creó iguales a todos los hombres.
La letra de esta bella tonada gira desde mi modesto punto de vista sobre los celos, ya que no quiero llamarlo envidia, que se trata de un sentimiento negativo. El asalariado envidia al pequeño propietario ( el tendero de la esquina que da nombre a la tonada) , pero este a su vez envidia al jefe del asalariado, porque posee su propia fábrica. Y todos ellos coinciden en la iglesia, y son iguales ante Dios.
En estos tiempos de incredulidad en los que las iglesias cada vez pintan menos y se nos ridiculiza a los creyentes (en el mundo "civilizado", en otras partes directamente nos matan) es bueno recordar que aunque volvamos a las catacumbas resurgiremos más fuertes. La Iglesia no fue grande cuando la espada y la cruz cabalgaban juntas. No fue grande cuando el Papa era tan importante o más que el Emperador. La Iglesia fue grande por sus Santos, por los más humildes, y creció regada por la sangre de los mártires.
En el sermón del pasado domingo se nos recordó que la Navidad no iba de renos, elfos o personajes apropiados por una marca de refrescos. Sin Navidad no hay Jesús.
Y para Jesús todos somos iguales. Y a todos nos ama. Y a todos nos juzgará.
Feliz Navidad, pepinillos míos.
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